Son la imagen reflejada de mí mismo, revivo en ser un niño, incrédulo, fascinado, extasiado por el indicador de los juguetes, secuestrado por la visión de los postres de mazapán que adornan las tablas y dan promesas extasias. En el presente, respiro la esencia de una nueva conciencia, la perfección alcanzada en busca de una profundidad que no descuide los deseos y promesas, que no olvida el alma de los festivales adornados con deliciosas gourmandises, que es anela de nuevos desembarques , a nuevos sabores a través de los intrincados mapas de sueños inocentes.