En una explosión de frescura verde, llega la rosa, cuyas frutas gotean agua justo antes del atardecer, con un aura de madera y en polvo más dada por el criador de pachulí.
Antes de crear esta fragancia en 1950, Paul Vacher examinó 70 especies de rosas para finalmente encontrar la perfecta, que terminó viniendo del jardín del hotel privado de la Maison. Así nació esta fragancia femenina y atemporal.