El último imperator francés, Eugenia de Montijo, nació en 1826 en Granada, una joya de Andalucía. Una mujer con una belleza brillante, con una naturaleza seductora y un temperamento elegante y sofisticado, que venció a Napoleón III. Ella es reconocida por la animada vida social y por el refinamiento artístico con el que inspiró su tiempo.
Un elixir compuesto de ámbar sensual apoyado por el poder de las flores blancas y el pachulí, del cual el Imperator francés amaba el sendero inolvidable.