Todos tenemos sombras, incluso durante la noche en el bosque oscuro. Puedes llamar al tuyo con otro nombre: tu compañero invisible. Tu conciencia, tu alma, quizás tu alter ego. Tu sombra podría tener un nombre, como Hermann.
O tu sombra podría ser tu perfume. Es tu alter ego. Puede contradecirlo, puede desafiarlo, puede probar los límites de sus propias formas de pensar. Puedes meditar en las facetas más delgadas de la existencia. Pero no puedes perderte tu alter ego, nunca y entonces nunca. Es tu yo alternativo. A medida que avanza en la vida y contempla el significado, haga preguntas que no es posible responder. Cuando esté abrumado por las incertidumbres, mire su sombra. Tal vez encuentres una respuesta. Tal vez no. Al menos, sin embargo, tendrá una reunión interesante.