Bronte, hijo de Urano y Gea, del cielo y la tierra, que trae a los personajes de uno y el otro. Los Cyclops, el herrero divino, que en las entrañas del Etna olvidó que Zeus el trueno y el destello: poder de la luz. Sin embargo, una tierna gigante que mantiene a la chica de Artemis en las piernas, se deja arrancar un mechón de cabello de su pecho y la promete como un regalo y se lanza. Equilibrio de fuerza y dulzura.
Al igual que la fruta que ve brillar al atardecer, cuando pasa por alto el paisaje más allá de las laderas del volcán: el oro verde de Sicilia, el pistacho. Quiere la tradición de que el origen del nombre, Pistak, se encuentre en el sonido que emite el caparazón amarillo de la fruta cuando eclosiona, dejando que la gema verde tenga. Es uno para revelar, o dejarse descubrir, en una polifonía de resistencia y delicadeza.