¿Quién nunca ha soñado con algo inmutable? Algo que no se puede expresar en palabras, que te hace suspirar clandestinamente ... era poco antes de la cosecha, un verano en el que tenía 15 años. Dirigente, montando nuestras bicicletas, pedaleamos los caminos. Siguiéndolo, admiraba su largo cabello con sus rizos rubios que bailaron al hueco de la espalda. Agotados, dejamos las bicicletas y la tomé de la mano, deslizándome entre los campos de trigo. Diseñado en la cálida tierra granulada con la cabeza descansando sobre mi hombro, contemplé sus párpados cerrados, y desde su boca carnosa de repente salió un suspiro clandestino ...