Una fragancia intrigante inspirada en los años 70 en la que David Bowie se refugió en Berlín.
Aquí, arte, música y nuevas formas de pensar, convergen para establecer el futuro del sonido.
Bowie pasó sus días de tranquilidad en los cafés drapeados de Edera y sus noches en bares impregnados de humo, cultivando su género musical junto con un grupo de artistas, los poetas de Berlín.
Una combinación de dulzura lúdica, con un efecto psicodélico, arándanos y limón y la seductora unión de madera y vainilla: todos culmina en una composición armoniosa de capas ricas y persistentes.