Caminando en el bosque, imaginamos a los Caballeros, siglos antes, galopando entre siglos y árboles de ruidos. Todavía podemos sentir el olor del cuero de sus botas y el aroma de la tierra húmeda. Entre el fuerte y lo gentil, lo refinado y lo sensual, el duelo celebra los contrastes y nos invita a desafiar a lo ordinario.