Brillante y refinado, acaricia la piel como un batidor florido y ámbar, en el que se fusionan toques de madera. Una alquimia poética en la que la delicada nota de jazmín y el denso azafrán se mezclan con los tonos minerales de la Ambrah gris y los tonos leñosos de una madera de cedro recién cortada